Titulo original: Phantoms
Género: Terror
Páginas: 474p
Autor: Dean R. Koontz
Fecha publicación: 1983 (1999)
Editorial: Círculo de Lectores
Precio: descatalogado

Sinopsis:
«El infierno está allí donde nosotros lo creamos»
De la noche a la mañana, el encantador pueblo de Snowfield se convierte en una pesadilla macabra. Un ser abominable se ha abatido sobre Snowfield. Todos sus habitantes han desaparecido o muerto en un aquelarre de sangre y violencia. ¿Qué es o quién es esa fuerza demoníaca?...

✮ Opinión

Tras la muerte de su madre Jennifer abandona el pueblo para ir en busca de su hermana pequeña Lisa; tras un viaje sin contratiempos, regresa a Snowfield. Éste es un pueblo que cuenta con no más de 500 habitantes en baja temporada, pero están en otoño y pronto sus calles se llenarán de turistas dispuestos a romperse la crisma esquiando por las pistas de las montañas que rodean al pueblo.
Al entrar en él, Jennifer nota algo extraño: no hay nadie en las calles, ni ajetreo en los bares. Siente que algo no va bien, pero decide no darle importancia hasta que llega a su casa, apaga el ronroneo del motor y entonces, lo escucha. Silencio.

Hay silencios y silencios. Y no hay dos iguales. Está el silencio del duelo en la sala forrada de terciopelo de una funeraria de lujo, que es muy distinto al silencio desolado y terrible del dolor de un viudo a solas en su dormitorio.

Y es que las cosas en Snowfield no van como debería, algo ha atacado el pueblo y a todos sus habitantes y parece ser que ellas son las únicas con vida en esas calles.
Es así es como inicia la historia.

Bien. Como hoy estoy espesita, voy a tratar de no dar muchos rodeos para explicar lo que me ha parecido esta novela.
No es de mis favoritas del autor, eso para empezar. Partiendo de la base de que he visto la película basada en el libro unas cuantas veces (cuando era joven e inexperta, y no tenía ordenador, ni internet y sólo la televisión me entretenía las tardes de domingo que pasaba tirada en el sofá), se me hizo algo pesado para ser una trama que debería otorgarnos fluidez de lectura. Es una historia trepidante, pero hay tanta información y diálogos o fragmentos vacíos de sentido, que se llega a hacer tediosa y en algunos momentos aburrida.

Me gustó la forma en que Koontz hila parte de la historia y leyendas como las desapariciones de Roanoke (Croatoan) y del Marie Celeste, con lo que está sucediendo en la novela. Está claro que en ningún momento el autor pretende explicar dichas desapariciones o fenómenos similares, con lo que está sucediendo en Snowfield y esto es algo que quiero aclarar, ya que he leído alguna reseña en la que acusan al autor de desinformar, cuando no es ese el objetivo de dichos datos.

El ser que ataca al pueblo es el reflejo del mal humano multiplicado por mil. Algo que me ha gustado bastante, pero que, al mismo tiempo me ha decepcionado; ya que el autor no lo explota lo suficiente. Digamos que no comienza a aparecer el ser hasta pasados más de la mitad de la historia, lo cual hace que sea todavía más pesada su lectura.

No tenemos ninguna garantía de que una criatura con una inteligencia superior debiera ser pacifista y bienintencionada.

De acuerdo, sé que Koontz quería que conociéramos a los personajes que iban a morir para que sus muertes nos hagan sentir algo, para que no sean más que una muerte extra. Eso se lo compro, pero hay cosas que yo, personalmente, hubiese omitido. En lugar de hacer que los personajes se relacionasen entre sí, el autor nos muestra el pasado de éstos en fragmentos algo forzados, para mi gusto, para así darlos a conocer al lector.

Otro punto negativo es el romance o, supongo, que es un romance. Es como el típico flechazo de novela juvenil, que siempre se apoya en el hecho de estar pasándolo tan mal, que los sentimientos se intensifican (como si se tratara de Gran Hermano) y es algo que no me ha gustado demasiado, la verdad. Y es por lo mismo que he dicho en el párrafo anterior: el autor no desarrolla los personajes durante la acción de la trama, es decir, durante su estancia en el pueblo; sino que lo hace añadiendo pequeños fragmentos o pensamientos que nos ayudan a comprender mejor sus historias.

En definitiva: es una novela con tintes lovecranianos(?) que podía haber dado mucho de sí, si el autor se hubiese centrado en el suceso y desarrollado a los personajes en ese momento.



Una lectura entretenida, pero que a penas aporta nada. La idea era buena y me ha sorprendido (negativamente) que Koontz no haya sabido desarrollarlo como en sus otras novelas.


Gracias por leerme~